Vínculo

El lago Nabor Carrillo está enmarcado por una fila de piedras de tezontle rojo que dibujan su orilla y contienen su agua. Estas rocas, producto de emanaciones volcánicas, fueron alguna vez expulsadas del centro de la tierra hasta enfriarse en su superficie y fragmentarse en pequeños pedazos. Hoy resguardan un cuerpo de aguas también expulsadas: el Nabor Carrillo recibe aguas con brillos azules y un olor limpio y salino, como de mar, que han recorrido, al igual que las piedras, un largo camino. Negras y densas, las aguas de las cloacas de la franja nororiental de Ciudad de México son vertidas en el lago Churubusco, sobre el borde occidental del lago de Texcoco, para ser tratadas por finos métodos y conducidas de modo imperceptible al Nabor Carrillo. El calor las evapora en el aire que se respira desde una orilla, mientras se están depositando, simultáneamente, millones de galones de agua tratada que llegan a la orilla contraria. [...]