Sal

Soy la sal del lago de Texcoco: cuando el suelo se seca, aparezco como una capa blanca de nieve que se hace muy presente a ras de suelo. Cuando me fundo en el agua de los lagos artificiales que ahora pueblan este gran terreno, me vuelvo invisible, indetectable. Soy una combinación de sodio y cloro, aunque nunca estoy pura: me mezclo siempre con la tierra y sus minerales, con los residuos que llegan volando de la ciudad y con el aire cuando soy volátil. Me llaman tequesquite, a veces, cuando formo costras grises sobre la tierra, que se agrietan y levantan como escamas. Me llamaron así los nahuas al pisar este suelo, porque doy a la tierra el aspecto de una piedra brotante, de un polvo que sale de abajo, mágicamente, en forma de cristales. []